miércoles, 1 de octubre de 2008

Efectos del sentido

EFECTOS DEL SENTIDO














SISTEMA SENSORIAL

El sistema sensorial es parte del sistema nervioso, responsable de procesar la información sensorial. El sistema sensorial está formado por receptores sensoriales y partes del cerebro involucradas en la recepción sensorial. Los principales sistemas sensoriales son: la vista, el oído, el tacto, el el gusto y el olfato.
El campo receptivo es la parte específica del mundo a la que un órgano y unas determinadas células del receptor responden. Por ejemplo, el campo receptivo de un ojo es la parte del mundo que éste puede ver.
Cada estímulo tiene cuatro aspectos: tipo (modalidad), intensidad, localización, y duración. Ciertos receptores son sensibles a ciertos tipos de estímulos (por ejemplo, diversos mecanoreceptores responden lo mejor posible a diversas clases de estímulos al tacto. Los receptores envían impulsos siguiendo ciertos patrones para enviar la información sobre la intensidad de un estímulo (por ejemplo, un sonido ruidoso). La localización del receptor será lo que dará la información al cerebro sobre la localización del estímulo (por ejemplo, estimular un mecanoreceptor en un dedo enviará la información al cerebro sobre ese dedo). La duración del estímulo (cuánto tiempo dura) es transportada hasta los receptores








LA PERCEPCIÓN





La percepción es el proceso mediante el cual un individuo adquiere una sensación interior que resulta de una impresión material hecha en los sentidos. Esta sensación puede ser consciente o inconsciente. A la percepción inconsciente, por estar bajo el límite de la consciencia, o subconsciente, le llamamos percepción subliminal. Los ojos, los oídos, las terminaciones nerviosas de la piel son el primer medio de contacto con el medio ambiente. Estos y otros órganos de los sentidos son los instrumentos de la percepción que recogen la información para el sistema nervioso; el sistema nervioso la convierte en impulsos eléctricos que trasmite al cerebro donde producen cadenas de reacciones eléctricas y químicas. El resultado es la conciencia interna de un objeto o de un suceso. La percepción precede a la comunicación y ésta deberá conducir al aprendizaje.








Hay dos principios de la percepción especialmente importantes. Primero, el fenómeno de la percepción está constituido por muchos mensajes sensoriales que no se dan separadamente sino estructurados en patrones complejos. Estos llegan a formar la base del conocimiento que la persona adquiere sobre el mundo que le rodea. Segundo, un individuo reacciona solamente a una pequeña parte de los estímulos del medio en un momento dado. Elige aquella parte del universo que quiere experimentar, o que atrae su atención en ese momento (por esto, debemos diseñar materiales que atraigan y conserven la atención del alumno). La percepción es una experiencia personal y única. No es exactamente igual para dos personas. Un hecho puede percibiese en forma de experiencias pasadas, de motivación presente y de vivencias actuales.
De lo anterior se puede concluir que mientras que cada percepción es única e individual; las series de percepciones realizadas en común por diferentes personas pueden relacionarse hasta llegar casi a identificarse. Si se rodea una escultura, los ángulos de visión cambiarán a medida que se cambie de posición; si después otra persona camina alrededor de la misma escultura y la mira desde los mismos ángulos obtendrá sin duda diferentes percepciones individuales; pero la serie en su totalidad será para las dos personas más o menos la misma. Por lo tanto, una serie de percepciones individuales nos capacita para ponernos de acuerdo con los demás sobre lo experimentado, aunque las experiencias individuales sean ligeramente diferentes.
La producción de imágenes, tanto fijas como móviles, el lenguaje icónico, oral o gestual, descansan sobre el principio de que se aprende fundamentalmente de lo que se percibe y que series de experiencias auditivas y visuales cuidadosamente diseñadas, pueden ser experiencias comunes que modifiquen favorablemente el comportamiento. No obstante, muchas conductas surgen de experiencias del inconsciente. Los comportamientos son conscientes o no, pero la raíz proviene de percepciones subliminales.
Así pues, cuando se diseñan materiales icónicos o audiovisuales es muy importante procurar percepciones que estén de acuerdo con la experiencia anterior del alumno y con su situación presente. Tanto los elementos componentes como la forma de tratar el tema (narración, dramatización, interrogación, etc.) o el nivel del vocabulario, la calidad y el número de ejemplos, la combinación de la narración con la imagen, la técnica de dibujo y otros factores pueden, todos y cada uno, contribuir a obtener éxito en la percepción; y así lograr una comunicación más efectiva que lleve a la realización del aprendizaje.








PERCEPCIÓN SUBLIMINAL








Todos hemos notado la capacidad de determinados sonidos para producir reacciones totalmente incontroladas en nuestro organismo. Si nos referimos a los ejemplos más próximos está demostrado que la música rock, con el predominio de la percusión y escuchada por lo general, con niveles de volumen muy elevados, altera el ritmo cardiaco y produce descargas hormonales que determinan reacciones similares a las provocadas por el consumo de sustancias estimulantes.
W. B. Key realizó un estudio de los sonidos subliminales camuflados en la banda sonora de la película «El exorcista»: gritos de cerdos agonizantes, ronroneos de gatos, gemidos de hombres y mujeres, zumbidos de un enjambre de avispas... El propósito del director con la inclusión de estos sonidos enmascarados era provocar reacciones instintivas en el espectador de miedo, asco, nerviosismo...
El 24 de abril de 1978, Le Point publica la noticia de que H. Becker había descubierto y patentado una máquina electrónica para luchar contra el robo en los mercados y grandes almacenes. Una de las pruebas sobre la que se informaba y que se había llevado a cabo en un supermercado portaba un mensaje subliminal, enmascarado por la música, grabado y repetido constantemente: «Yo seré honrado, no robaré; si robo me descubrirá la policía e iré a la cárcel». Los robos descendieron de forma espectacular.
En sentido estricto, podríamos hacer una distinción entre las imágenes y los sonidos subliminales puros, que en ningún caso podremos captar conscientemente y que, por lo tanto, tienen que estar elaborados por una tecnología especial; y aquellos otros que están escondidos, con la intención le que sólo los captemos inconscientemente, aunque si estamos advertidos podemos descubrirlos y observarlos con claridad. En ambos casos el objetivo es el mismo, burlar nuestra capacidad de percepción consciente, y por ello la mayoría de los expertos se inclinan en atribuir la denominación de subliminal a unos y otros mensajes.
El profesor José Lorenzo González ofrece una definición muy ajustada de la percepción subliminal: «Se denomina percepción subliminal a la captación de un estímulo que, por diversas circunstancias, como la baja intensidad, falta de atención o breve duración del mismo, alcanza la representación consciente. El nombre de la percepción subliminal, atendiendo al significado de la palabra alude solamente a la captación de estímulos por debajo del umbral sensorial mínimo y, por extensión a los que se hayan por encima del umbral absoluto superior».
Más tarde amplía el concepto: «...Sin embargo, en la práctica, percepción subliminal y percepción inconsciente, por lo general se toman de forma equivalente. Cuando esto sucede el umbral al que se alude no es el sensorial, sino el del reconocimiento consciente. Con el fin de evitar toda ambigüedad, los psicólogos prefieren hablar de un umbral de consciencia. En este contexto, percepción subliminal, se toma como sinónimo de percepción inconsciente».
La clave fundamental hoy en día sobre lo subliminal es el silencio. El subliminal como mensajes dirigidos a una velocidad superior a la que puede captar el ojo humano y que sin embargo, según las teorías serían capaces de impactar directamente sobre el cerebro y que además serían bombas de relojería colocadas sobre nuestro subconsciente que nos harían un mes después, tres meses después, cinco meses después, actuar de una forma determinada.
En laboratorios de psicología experimental es posible encontrar numerosos trabajos sobre los efectos producidos en las personas por los estímulos subliminales. Los científicos que han estudiado este tema consideran demostrado que los mensajes visuales o sonoros, transmitidos por debajo del umbral de percepción, pueden llegar al cerebro sin que sean advertidos conscientemente por los sentidos. En diferentes países, un grupo significativo de psicólogos y psiquiatras han desarrollado numerosas investigaciones que avalan esta conclusión.
José Lorenzo González, en su libro «Persuasión subliminal y sus técnicas», describe una serie de experimentos dirigidos a profundizar en los efectos de lo subliminal: La primera investigación se debe a Pierce y Jastrow (1884) quienes pretendían saber si los juicios de las personas sobre cual de dos objetos era el más pesado, podían ser afectados por la presentación de estímulos subliminales. Los datos obtenidos pusieron en claro que el criterio con el que las personas juzgan espontáneamente el peso de una serie de objetos puede ser cambiado subliminalmente sin que el sujeto sea avisado de ello. «Si los criterios de evaluación pueden ser cambiados subliminalmente, esto significa que cualquier comportamiento puede ser manipulado. Muchos individuos podrían cambiar sus actitudes sobre la moralidad de la guerra, de la embriaguez, de la traición o de la amistad»«.
Los resultados de la investigación sobre la percepción aseguran lo siguiente:
Sin percepción consciente no puede haber comportamiento intencionado.
La percepción subliminal puede dar lugar a comportamientos no intencionados.
El comportamiento es la resultante de las experiencias pasadas y el punto de partida para futuras percepciones.
El sujeto de la percepción y su mundo percibido no pueden existir independientemente.
El sentido que el sujeto de la percepción da a las cosas depende de las experiencias acumuladas anteriormente.
La percepción es una experiencia personal e intransferible.
Lo percibido es un eslabón entre el pasado, del cual recibe significado y el futuro, al cual ayuda a interpretar.
Aquellas cosas, más frecuentes, más ligadas o más cercanas a las experiencias personales son más fácilmente percibidas que otras inesperadas y extrañas.
Como dos personas no pueden estar exactamente en el mismo lugar al mismo tiempo, su visión del medio ambiente es diferente aunque la diferencia sea muy pequeña.
En consecuencia, dos personas no pueden atribuir exactamente el mismo significado a las cosas observadas pero las experiencias comunes tienden a producir una significación participada la cual hace posible la comunicación.








LA COMUNICACIÓN



La percepción lleva a la comunicación. En toda comunicación, simple o compleja se realiza una secuencia semejante a esta.




Este esquema explica que el mensaje (al nivel mental), generalmente de tipo informativo, originado por una fuente o comunicador (el cerebro del individuo) es codificado, puesto en una forma transmisible (un pensamiento se verbaliza al ser convertido en ondas sonoras, o signos escritos). El mensaje codificado pasa a través de un transmisor (impresión, grabación, película, televisión) camino apto, canal (aire, onda, papel, luz, etc.) a un receptor (los sentidos de una persona, ojos, oídos, nervios táctiles) donde el mensaje es descodificado (convertido por el sistema nervioso en símbolos mentales) a su destino final (cerebro del receptor).
Para que la comunicación sea eficaz se necesita la actividad del receptor; que reacciona contestando, preguntando o actuando mental o físicamente. Hay una respuesta del receptor al comunicador que completa el ciclo, es la retroalimentación (feedback).
La retroalimentación permite al comunicador, que dio origen al mensaje, corregir las posibles omisiones o errores en la transmisión del mensaje, o mejorar la codificación y el procedimiento de transmisión e incluso, ayudar al receptor en la decodificación del mensaje.
Hay otro elemento adicional que debe incluirse en este esquema de comunicación:
El ruido, que es toda perturbación que interfiere o causa distorsión en la transmisión del mensaje El ruido puede producir un impacto muy serio en la comunicación al grado de determinar su fracaso. La estática en una emisión radiofónica es un ejemplo simple de ruido. Un relámpago puede ser un ruido perturbador para una persona que esté leyendo un libro. Imágenes imprecisas o erróneas en una película pueden constituir un ruido fatal. El ruido también puede ser producido en la intimidad del receptor, y destruir así un proceso de comunicación que había tenido una transmisión satisfactoria, por ejemplo, la falta de atención. Incluso experiencias conflictivas del pasado pueden actuar como una fuente de ruido inhibidor; recuérdese la importancia del pasado individual para influir sobre la percepción. Los ruidos y barreras nebulosas de cualquier grado deben ser tenidos en cuenta como obstáculos que hay que vencer.
En ocasiones no puede evitarse en la planificación el factor redundancia que se usa frecuentemente para vencer ruidos evidentes o previsibles. La redundancia se refiere a la repetición de la transmisión de un mensaje a través de diferentes canales para superar o evitar la interferencia del ruido. Ejemplos de redundancia se pueden dar en la actividad, cuando se proyecta un material visual y al mismo tiempo se distribuyen copias impresas del mismo para estudio o cuando se presentan múltiples aplicaciones de un mismo principio en diferentes contextos.
Por la práctica en el uso de materiales audiovisuales se llega a entender dónde y cuándo son adecuados como canales de comunicación dentro del proceso de movimiento del mensaje del emisor al receptor; y cómo deben relacionarse los diferentes elementos de la comunicación con los factores de ruido y redundancia, para conseguir éxito en los esfuerzos por comunicarse efectivamente.






BARRERAS DE LA COMUNICACIÓN









El que desea dar una orden, o comunicar una información, o persuadir a alguien mediante una comunicación, debe tener muy en cuenta todos los elementos que pueden impedir que dicha comunicación sea interpretada como el emisor lo desea. Hay barreras de muchos tipos:

Físicas. Los ruidos del momento, la lejanía, los obstáculos: paredes, etc. la mala acústica del local, imágenes deficientes (radio, TV, etc.).

Fisiológicas. La sordera u otros defectos físicos, la mala expresión de sonidos.

Semánticas. Cuando el mensaje se puede interpretar de muy diversas formas. Si yo digo: «Vino a la mesa», se puede interpretar: «él llegó a la mesa» o también «lleva vino a la mesa».

Psicológicas. Los estados de ánimo de emisor y receptor, la vergüenza, el miedo, los prejuicios, el valorar demasiado a la propia persona.

Culturales. La distinta formación y cultura, ser de distintos países, hablar con términos técnicos a los no técnicos en esa especialidad.